#1 Paso atrás en el tiempo en el Centro Histórico de Santiago
Hogar del 40 por ciento de la población de la nación, la capital cosmopolita de Chile tiene una gran arquitectura, una animada escena para comer y beber, y frondosos vecindarios maduros para la exploración. También alberga excelentes museos, como el Museo Chileno de Arte Precolombino, con su exquisita colección de textiles y cerámica indígenas. Puedes explorar el pasado en el centro histórico de la ciudad, que alberga la grandiosa Plaza de Armas del siglo XVI, la neoclásica Catedral Metropolitana y el Museo Histórico Nacional, que tiene una escalofriante exposición sobre el golpe militar de 1973. El distrito de Bellavista es otra visita obligada, con una fantástica casa-museo de Pablo Neruda, el poeta chileno ganador del Premio Nobel, y la percha de la cima del Cerro San Cristóbal que ofrece vistas panorámicas de la vasta metrópoli.
#2 Caminata por la naturaleza de la Patagonia en Torres del Paine
Uno de los parques nacionales más espectaculares de Sudamérica, el Parque Nacional Torres del Paine, tiene un paisaje de ríos revueltos, bosques exuberantes, glaciares y los altísimos picos de granito de Torres del Paine. Esta reserva de la biosfera de la UNESCO es también el hogar de una abundante vida salvaje, desde grandes manadas de guanacos que pastan en la estepa abierta hasta bandadas de ñandúes de patas rápidas (un pariente del avestruz) y el escurridizo puma. La mejor manera de experimentar todo esto es hacer una caminata de varios días. El clásico Circuito W es un viaje de 44 millas (71 km) que ofrece magníficas vistas y una gran aventura, incluyendo senderos que atraviesan puentes colgantes.
#3 Ir a la cata de vinos en el Valle de Colchagua
Las fértiles tierras agrícolas de Chile al sur de Santiago producen algunos de los mejores vinos del país. Los viñedos han florecido aquí desde que los españoles plantaron vides por primera vez en el siglo XVI. Los viajes a la región vinícola ofrecen la oportunidad de probar vinos premiados de bodegas familiares que datan de generaciones anteriores. El telón de fondo montañoso y los pintorescos pueblos se suman al encanto y se disfrutan mejor en uno de los muchos encantadores lodges de vino diseminados por toda la región. Si está por aquí a principios de marzo no se pierda la Fiesta de la Vendimia que se celebra en Santa Cruz.
#4 Explora las calles llenas de arte de Valparaíso
Durante las últimas dos décadas, la otrora áspera ciudad portuaria de Valparaíso se ha transformado en una de las ciudades más fascinantes de Chile. Las calles empedradas zigzaguean por los barrios de las colinas, alineadas con casas del siglo XIX pintadas de colores. Más de una docena de ascensores (funiculares) anticuados suben por las laderas, salvando sus piernas de la empinada subida.
El arte público está en todas partes, con artistas de toda Latinoamérica creando murales masivos y ricamente saturados por toda la ciudad. Un buen lugar para comenzar el paseo lleno de arte es el Parque Cultural de Valparaíso, una antigua prisión con pinturas audaces en el antiguo patio de ejercicios, y el Museo a Cielo Abierto – una galería al aire libre de obras a lo largo de las calles del Cerro Bellavista.
#5 Visita los paisajes del otro mundo del Desierto de Atacama
El desierto más seco del mundo esconde muchos secretos, incluyendo géiseres chispeantes, lagos azules y valles de rocas rojas que parecen haber brotado directamente del suelo marciano. La puerta de entrada a algunos de los paisajes más espectaculares es el pueblo del altiplano y la Meca de los viajeros de San Pedro de Atacama. Desde aquí, puedes hacer excursiones de un día para ver bandadas de flamencos salvajes, empaparte de aguas termales o ver la puesta de sol sobre las coloridas formaciones rocosas del Valle de la Luna. También es un buen lugar para la aventura, con algunos lugares de primera para montar a caballo, hacer ciclismo de montaña e incluso hacer sandboarding.